lunes, 27 de octubre de 2008

Carla Bruni


Comme si de rien n’etait

Olvidemos a Sarkozy, la política internacional y el protocolo que rodea a una primera dama. Es más aconsejable quedarse con la imagen de cisne que cruza la foto de tapa de Comme si de rien n’etait, allí donde unas piernas infinitas mejoran el paisaje y también marcan el paso firme de la chica excesiva. Carla Bruni camina como si nada y es así, la frase funciona como título y gesto arrogante, porque la ex modelo sigue agregando escollos para consolidarse como una cantante a prueba de prejuicios. Cuántos incautos bien pensantes descartarán a priori las nuevas canciones de la Bruni por asociarla con el presidente de Francia y sus ideas de derecha. Allá ellos, el tercer disco de esta italiana de 40 años, francesa por adopción, es un bello objeto exhibicionista y una visita guiada por el país de la chanson: en catorce episodios de susurros inteligentes, atrevidos versos de cama y una gracia de diva a lo Marlene Dietrich, la voz de Bruni suena más pop que en su excelente disco debut. Cuerdas, clarinetes y hasta un arpa parecen reavivar los años dorados del estilo galo por excelencia: los modos orquestales de Serge Gainsbourg, el pop inglés de los 60 traducido con exquisita pronunciación romántica y el jazz en forma de canción sostienen el físico privilegiado de una muñeca indómita con custodia presidencial.
Por Oscar Jalil

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